Sobre el Museo Histórico Nacional.

Diario El Mercurio/Artes y Letras

El Mercurio. Artes y Letras
Enero 2007

Resulta estimulante enterarse que algunos museos de nuestro país no están muertos y que gracias a la iniciativa y esfuerzo de quienes los dirigen y trabajan en ellos, cobran vida y se renuevan. Consistente con ello, no queda otra cosa que felicitar al Museo Histórico Nacional por abrir al público cuatro nuevas salas que dan cuenta a través de objetos patrimoniales, fotos y textos, parte del siglo XX chileno.

Con todo, me llama la atención en esta muestra, la ausencia de una perspectiva para situar los acontecimientos y los procesos en una dimensión que los haga comprensibles para el público en general. Dicho de otro modo, no quedan claros los criterios utilizados para destacar un hecho sobre otro, dejando en un mismo plano, sin demasiado orden ni jerarquía, situaciones y momentos históricos de diferentes connotaciones e importancia.

El punto no es menor porque la historia sólo se entiende en un contexto y aquí parecen flotar en la nada. No se tienden puentes entre los antecedentes y sus consecuencias ni se sugiere la línea de los procesos que estaban transformando a la sociedad chilena. Se desaprovechó la oportunidad de síntesis que ofrecía esta exposición para unir y dar sentido a los acontecimientos centrales del período.

Dicho esto, quisiera detenerme en los contenidos del guión histórico que acompañan al material visual, que, a mi juicio, no reflejan la rica, variada y compleja realidad de las décadas que cubre, en especial cuando se acercan al tiempo presente.  Quien no conoce la historia de Chile –lamentablemente, una gran mayoría- se quedará con una visión bastante unilateral de algunos fenómenos, como por ejemplo el de la reforma agraria, que según se señala sólo fue cuestionada por “la derecha que representaba la opinión de los grandes terratenientes.”

En verdad, si nos ceñimos a las pinceladas que aquí se entregan sobre los gobiernos de Frei Montalva y Allende Gossens, nadie podrá entender el porqué de la intervención militar del 11 de septiembre. Hay fuertes y claras omisiones y un sesgado uso del lenguaje, lo que claramente molestará a un importante sector de chilenos que, al llevar a sus hijos al museo, no sabrán como explicarles   que lo que ellos vivieron no se condice con la interpretación que ahí se les brinda.

No hay que olvidar que este es un museo de Historia Nacional.  Al financiarlo, todos los chilenos tenemos derecho a que se nos muestre nuestro pasado común visto con dos ojos y no con la mirada de un tuerto. En todo caso, esta manera de presentar nuestro pasado, está perfectamente en línea con lo que se está impulsando desde hace ya bastante tiempo desde las instituciones gubernamentales, esto es, construir una historia oficial que omite cuidadosamente todo aquello que apunta a sus responsabilidades.

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