Blog Corral Victoria
Como bien dijo alguna vez Pablo Neruda, La Araucana no sólo es un poema: es un camino”. Sí, un camino de reencuentro con lo más profundo de nuestra historia y de nuestra chilenidad ya que este hermoso poema no sólo describe la belleza natural de esta tierra, sino que realiza un relato pormenorizado de los hombres que la habitaban y de quienes como el propio Pedro de Valdivia, lucharon y murieron por conquistar.
Alonso de Ercilla y Zúñiga, llegó a Chile en 1557 como capitán del Ejército Real español. Huérfano de padre a muy temprana edad, tenía sólo 24 años cuando pisó nuestro territorio, pero traía tras si la experiencia de haber servido como paje de quien sería el futuro emperador Felipe II, con el cual había recorrido varias ciudades europeas.
A su espíritu cortesano y gran cultura, unía su afán de aventuras y de gloria por lo que decidió cruzar el Atlántico. Establecido en Lima, la capital del virreinato, se unió a la expedición de García Hurtado de Mendoza, hijo del virrey, quien recién había sido nombrado gobernador de Chile y viajaba a hacerse cargo de su puesto. Después de un breve paso por La Serena, Ercilla se dirigió al sur junto al ejército comandado por el nuevo gobernador y luchó como leal soldado por la conquista de las tierras de Arauco.
Pero mucho más importante que haber empuñado la espada, el valor de este soldado fue haber sabido esgrimir su pluma para dar a conocer el amanecer de Chile a través de uno de los poemas épicos más reconocidos y famosos de la literatura de América hispana. Dedicado a Felipe II, La Araucana fue publicada en 1590 en Madrid y fue valorada desde sus inicios como una pieza clave del Siglo de Oro español, tanto, que el propio Miguel de Cervantes la distingue como uno de los tres libros que el Quijote salva de la hoguera.
Y… ¿cómo no salvarla? ¿Hay alguien todavía que no recuerde esos versos que nos universalizaron y que hasta hoy nos enorgullecen por su significado?
“Chile, fértil provincia, y señalada
En la región Antártica famosa,
De remotas naciones respetada
Por fuerte, principal y poderosa;
La gente que produce es tan granada
Tan soberbia, gallarda y belicosa,
Que no ha sido por rey jamás regida
Ni a extranjero dominio sometida.”
Quien quiera conocer la conformación de nuestra identidad o redescubrirla, admirarse y seguir sorprendiéndose de lo indómito de nuestro pueblo, de su espíritu libertario, de su valor frente a la adversidad y de su porfiada determinación para salir adelante, cueste lo que cueste, debe leer o releer La Araucana de Ercilla. Es el acta de nacimiento de Chile.